LOS IDUS DE MARZO
Desgraciadamente, presenciar juegos de triles en nuestra política nacional no es ninguna novedad. Y creo que ellos, los responsables de hacer política, dominan mejor que nadie ese afán perenne de apostar en mesas de casino barriobajero para ganar de la forma que sea alguna que otra mano. Tampoco debería ser el ocaso democrático para quienes aupamos a los que se comprometen a esto de lo público. Ni una moción de censura es contraria a derecho ni tampoco la convocatoria adelantada de elecciones. Son quehaceres democráticos que reordenan las gestiones públicas y la responsabilidad colectiva. Otra cosa muy diferente es el oportunismo personal de quienes se acogen a estas acciones dejándonos un reguero de justificaciones indolentes para con la sociedad en general. Mientras tanto, a la ciudadanía nos queda esa desazón sobre ese horizonte que sigue demasiado borroso para muchos colectivos y hambriento de iniciativas que, por una vez, no se basen en ajustar el cinto donde ya no quedan más huecos. Tampoco encontramos demasiadas posturas consolidadas desde los medios de comunicación, quienes enaltecen la labor del trilerismo político dejando a la intemperie esa obligación deontológica de rebuscar entre los escombros para obtener algo más que los idearios partidistas de turno. No es de extrañar que, finalmente, cualquiera de nuestras reflexiones privadas se queden adheridas a esa coletilla tan desgarradora donde se iguala por lo bajo a cualquiera de nuestros representantes políticos. También decía Stevenson que “la política es quizá la única profesión para la que no es necesaria preparación”.
Y supongo que algo de ello es así. No hay nada mejor que comprobar cómo se repite diariamente el anecdotario de turno sin necesidad de mover un dedo menos ni de una explicación más. Nos tienen tan bien enseñados que con el marketing político diario nos siguen adiestrando para no revolver la mirada y averiguar qué semillas dejan detrás de nuestros pasos. Sería recomendable cuidarnos de los idus de marzo, tan auguradores en el aire y tan traidores en el fondo.
Es evidente que algunos de nuestros políticos no están preparados.
ResponderEliminarGracias siempre por tus comentarios, Pascual. Lo que ya no sé es cuánta responsabilidad tenemos nosotros como sociedad para seguir premiando ciertos comportamientos.Un abrazo
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