HACIA UN 8M DIFERENTE....O NO....
UNA HABITACIÓN PROPIA
Estos días nos toca regresar a ese tiempo medido que sabe de aniversarios, recordatorios, celebraciones en el fondo de lo pasado, y que, normalmente, tiene pendiente algún elemento que necesite su demanda particular. Por ello llegamos a ese 8M tan reivindicativo, como muestra su propia historia, y del que, una vez pasado, nos ausentaremos hasta el año que viene. No sé si concluir que tras el rotundo éxito de hace dos años, la movilización de millones de mujeres supuso el punto de inflexión para empezar a hurgar en las ponzoñas que humanizan cualquier tipo de movimiento. En éste tocaba la división en las exposiciones declarativas. Algo que ya tuvo sus primeros tentáculos cuando, desde posiciones partidistas, los grandes lobbys de los partidos políticos intentaron, cada uno a su manera, pillar cacho en esta nueva ola de la historia del feminismo universal. Mientras tanto, los que seguimos ese caminar cotidiano vemos cómo, finalmente, se ha dado un paso más hacia la necesidad que tenemos siempre de evidenciar las grietas que, en definitiva, hablan de nosotros mismos y, particularmente, de nosotras mismas. Lo ingrato es que en este país hablar de desacuerdo supone citar explícitamente la ruptura y la eclosión del sistema. Nos gusta el pensamiento único, unificado y manifiesto en su complicada tarea, limitando la libertad del pensamiento individual. Mala praxis para una sociedad ávida de libertades y dogmática en quehaceres.
Decía la genial escritora inglesa Virginia Wolf que “una feminista es cualquier mujer que dice la verdad sobre su vida”. Y no podría estar más de acuerdo. Para estas celebraciones nos inundan con formatos audiovisuales de todo color, esperando el frame que hable sobre nuestra situación personal. A fin de cuentas, siempre es necesario encontrar algún espejo que evidencie nuestra propia realidad. Sin embargo, nos quieren convencer de la necesidad de pensar todos iguales, con ese pensamiento uniforme que esteriliza la crítica o la apreciación, aniquilando la posibilidad de enriquecer o mejorar las diferencias entre la colectividad social.
Wolf vivió su particular batalla sobre estereotipos femeninos, pero contó la verdad sobre su vida y hasta sobre su muerte. De alguna forma, adornamos en la actualidad tantas causas que finalmente dinamitamos cualquier opción imprescindible para quedarnos entre las manos con los flecos de los detalles vacíos. No es una estrategia utilizada solamente contra el movimiento feminista. Es una eficaz táctica destructiva contra cualquier opción transversal de solidaridad y eficiencia universal. Parece que salir de posiciones antagónicas y reconvertir posicionamientos estáticos en posiciones dinámicas de entendimiento, es el peligro más inminente para quienes comparten el poder sobre el resto, dejando ese buen conocido tufillo autoritario que desangra incluso la cifra de aquellas que ya no están.
Sería muy saludable que los diversos colectivos feministas reivindiquen la necesidad de los diferentes para seguir aglutinando la salvaguarda de la participación de todos y todas. Lo contrario sería seguir el juego de quienes siempre van a acechar la posibilidad de cambiar lo que existe desde el principio de los tiempos, a pesar de una pueril manzanita. Conseguir la adhesión es la válvula que evita desinflar causas tan superiores a colores, formas y estilos. Tal vez, al igual que pensaba mi querida Virginia, como mujeres no tenemos país, como mujeres nuestro país es el mundo entero. Y ese mundo, tan circular y diferente, aún requiere millones de pasos libres de todas aquellas que seguimos soñando con una habitación propia. En ella, en el habitáculo de la verdad individual, nace el feminismo de todas.
Marzo, 2020
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