LUZ VERDE, SEÑORÍAS
Es decepcionante darse cuenta que, a pesar de todo lo que sabemos, cada semana podemos decir que nuestra actualidad como país afronta siempre ese y tú más que empezamos a ver con demasiada tranquilidad, mientras dejamos descansar nuestro día delante de la televisión. Reconozco que pierdo el itinerario que siguen esos gurús de la metodología de la propaganda social y hasta siento un alivio cuando mis compatriotas con los que comparto autobús o parada de café, sienten la misma desazón de este tiempo entre ventilaciones aceleradas y sonrisas nerviosas ante la estantigua nacional. Porque cualquiera siente erizarse la piel ante el nivel simplista sobre las formas y maneras de nuestros representantes. Llevo ya demasiado tiempo ahuecando el ala de este nuevo deporte que parece siempre desdibujado por lo que dicen las redes sociales y la fuerza que se le endosa. Estamos a punto de terminar un año más con sus repercusiones internacionales donde parece que globalizamos ya en demasiadas ocasio