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Mostrando entradas de 2022

LUZ VERDE, SEÑORÍAS

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  Es decepcionante darse cuenta que, a pesar de todo lo que sabemos, cada semana podemos decir que nuestra actualidad como país afronta siempre ese y tú más que empezamos a ver con demasiada tranquilidad, mientras dejamos descansar nuestro día delante de la televisión. Reconozco que pierdo el itinerario que siguen esos gurús de la metodología de la propaganda social y hasta siento un alivio cuando mis compatriotas con los que comparto autobús o parada de café, sienten la misma desazón de este tiempo entre ventilaciones aceleradas y sonrisas nerviosas ante la estantigua nacional. Porque cualquiera siente erizarse la piel ante el nivel simplista sobre las formas y maneras de nuestros representantes. Llevo ya demasiado tiempo ahuecando el ala de este nuevo deporte que parece siempre desdibujado por lo que dicen las redes sociales y la fuerza que se le endosa. Estamos a punto de terminar un año más con sus repercusiones internacionales donde parece que globalizamos ya en demasiadas ocasio

EL ARTE DE LA PIEL

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  Hay ciertas siglas de nuestro panorama político que desenfundan, a la primera de cambio, las palabras mágicas del frentismo más populista en estos tiempos donde el respeto y la tolerancia han hecho aguas en demasiados barcos de papel. Dejando a un lado los encendidos navideños que tanto nos alegran el tránsito diario, sus señorías están al loro para redoblar esfuerzos en un nuevo año que se promete excesivamente aciago para la política en mayúsculas. No llego a entender muy bien una estrategia que, en broma en broma, lleva algo más de una legislatura corrompiendo el sentido estricto de una constitución que cada día leemos menos y pateamos más. Recurrir a argumentarios llenos de linchamiento ideológico de taberna para desprestigiar a quienes representan la soberanía de una sociedad, electrifica el poder democrático de las ideas, con sus enfrentamientos lógicos y pedagógicos, en una sociedad que parece olvidar cada día que en la diversidad se multiplica la esencia del respeto mutuo.

EL CORAZÓN DE LA DEMOCRACIA

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  Hay días en que la vida te enseña su peor lado para seguir recordándote el suspiro que somos a pesar de la eternidad de nuestros sueños. En esta semana se me ha quedado un vacío con la marcha de alguien que siempre recordaré en esa parte del corazón solamente ahuecado para los importantes. Esas personas que te dejan respirar lo mejor de los hechos gracias a su honestidad y coherencia. Guillermo Fernández Otero seguirá resonando en lo mejor de la política de esta democracia que parece, a veces, tan vapuleada en los grandes templos del poder. Y ciertamente, si somos capaces de silenciar el ruido mediático, nos daremos cuenta que el corazón democrático de nuestros quehaceres sigue con la robustez en ese municipalismo que sabe de nuestra vida cotidiana, de los servicios cercanos a los problemas cercanos, del diálogo directo con las instituciones, con el procedimiento administrativo de tú a tú y de la política hecha a pie de calle. Nuestro querido Willy supo de todo ello, administrando s

EL PODER DEL ZAPPING

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Decía la periodista asesinada en 2006,  Anna Politkóvskaya, que “lo que importa es la información no la opinión que se tiene sobre ella”. Una llamativa aseveración que rompe demasiados talk shows de las parrillas televisivas donde se enmascara una sociedad que parece vivir en una desgracia permanente. Una disociación en el  relato de confianza que debería existir entre el periodismo y la sociedad. Un compromiso demasiado importante para confundirlo con el poder empresarial donde se desarrolla el periodismo. Es cierto que la opinión es imprescindible para estructurar nuestra posición ante las circunstancias pero, en ningún caso, debería sustituirse esa reflexión por la que cacarean algunos telepredicadores del siglo XXI diariamente. El compromiso con la verdad seguirá siendo desde las dos partes de este fluir que tanto nos atormenta cada mañana.    Tanto es así, que tras repetir incesantemente en los medios de comunicación la excesiva polarización de la manifestación política y las cons

LA CEGUERA

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  Me recordaba un amigo aquella reflexión de Saramago sobre el dicho tan recurrente del pasado que pasado está y que calificaba como falso porque “ciertamente, el pasado no pasa nunca, el pasado está siempre, somos memoria de nosotros mismos… somos la memoria que tenemos”. Una reflexión intensa sobre la verdad de lo que seguimos siendo. Tanto es así que lidiamos diariamente con ese presente que rodeamos con demasiadas esperanzas, y al final se convierten en demasiadas cajitas de Pandora para dejar en el pasado otra nueva decepción. Con la entrada de este tiempo cada vez más cercano al invierno, debo reconocer que se quedan demasiadas luces de gas para reponer constancias positivas a ese futuro que apostamos en exceso. Durante esta semana quedaron casi en tablas con las nuevas medidas sobre el cambio climático y sus consecuencias en nuestro planeta. Algo tan importante para nuestra existencia que no ha ocupado ni un solo primer titular en esta agenda de la actualidad. Mientras tanto, n

ES POLÍTICA, ESTÓLIDO

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  Noviembre tiene diversos sabores y aromas. Sabe de rebajas intensas para ir ensayando las oficiales del nuevo año. Comenzamos a retocar los menús y las celebraciones colectivas para llegar a la ya tan cercana navidad bien entrenados y a recolocar las ya extintas hojas del calendario para hacerle un hueco a 2023. Y de todo ello no podía estar alejada nuestra clase política que ambiciona las mejores posiciones antes de llegar a sus vacaciones invernales, donde nos dejarán tranquilos para celebrar como bien podamos las reuniones familiares o vaya usted a saber. Llámenme optimista, pero el año parece que termina algo más favorablemente de lo que pensábamos allá por el mes de marzo. Nos encontramos en la encrucijada de esa discapacidad en visionar futuros próximos y, por tanto, en saber de fórmulas eficientes con el acierto. Todo eso que se llama política, ya saben. El arte de gobernar lleva tiempo sufriendo el linchamiento de los propios del oficio, siempre y cuando les venga bien en l

EL NEGOCIO DEL ENEMIGO

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  Ya nos lo recuerdan todos los días los diversos medios de comunicación sobre la cercanía a la cita electoral para comenzar a destripar entre encuestas siempre con contrapesos, sobre lo que vamos a hacer la mayoría silenciosa que seguimos ahuecando el ala de esta insensata actualidad tan polarizada de los interesados perpetuos. Y con ese recordatorio unánime comienza el frenesí de quienes alientan esa precampaña ya tan incesante como el rayo que no cesa de nuestro poeta Miguel Hernández, que con tanta crispación “picotea mi costado y hace en él un triste nido” . Una licencia poética para la labor de observar este tiempo que derrocha adjetivos, olvidando los complementos que arañan nuestras circunstancias y desatando siempre el insulto o la verborrea más irresponsable. Reconozcamos que los caminos que comienzan a recorrer algunos líderes de la política replantean demasiadas carencias sobre valores insignes en el buen hacer de lo público. Intentar repartir estopa a todo lo que no

LAS FOSAS OLVIDADAS

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  Hace no tanto tiempo me enteré que el cementerio de mi aldea cobijaba una pequeña y esquinada fosa donde descansaban algunos desconocidos de aquellos tremendos tiempos de la guerra civil. Debo reconocer que me impactó ese descubrimiento absurdo de las injusticias que antes o después siempre impregnan la historia de nuestra existencia. Una información que venía casi en un susurro tan propio de los silencios de aquella época de miedo y resignación. Una metáfora en sí misma donde desaparecen los nombres propios y de los que ya nunca sabrán ni familiares ni amigos dónde quedaron sus huesos para pernoctar la eternidad del olvido. Por lo menos, tras la desnudez de su muerte en una cuneta del camino, encontraron un lugar donde sus gentes compadecieron el frío cruel de la guerra a quienes no conocían y, tras el peregrinaje de sus gentes hasta el lugar de la infamia nocturna, decidieron dejarlos en un pequeño trozo sagrado donde la mayoría pensaba que podrían ser cobijados. Tampoco faltan ot

RECOPILANDO CERTEZAS

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  Levantarse por la mañana con el chasquido del agua en la barandilla del balcón, recela en mi mente la necesidad de recordar que siempre volvemos al tiempo estable de las costumbres. Llevamos meses con la incertidumbre de esa sequía que iba elevando la posibilidad de dejarnos los grifos sequitos de esa cotidianidad que nos acerca más a los autómatas que saben simplemente más de acciones mecánicas que de entender de dónde venimos y a dónde vamos. Así que hay días que la naturaleza relaja los menesteres cotidianos y hasta nos deleita con algún que otro suspiro de tranquilidad. No es poca cosa en estos tiempos darle importancia a todo aquello que presuponemos como certero y seguro para revisar un poco sobre qué seguimos haciendo a pesar de todo. Día a día conectamos con los horarios que reconfortan la factura de la luz como quien mira el tiempo que vamos a soportar en nuestra jornada diaria. Mientras tanto, recuperamos la información económica para intentar saber si al año que viene

RITMOS PETULANTES

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  Aseguraba Ramón Menéndez Pidal, autor de “Los españoles en la historia”, que los hechos históricos “ no se repiten, pero el hombre que realiza la historia es siempre el mismo ”. Llevamos tiempo alimentando esas comparativas de lo que fuimos y ahora somos como casi resguardando nuestra falta de sabiduría con los hitos de nuestro pasado, casi como una excusa de mal pagador por aquello de no ser responsables de lo que protagonizamos. Y mucho más con aquello de que el pueblo que no conoce su historia se condena a repetirla… Tal vez sería más interesante reponer la autoría de quienes tomaron posición y voluntad de hacer, para reconocer mucho mejor los errores que nos llevaron a alguna algarabía social, política o económica. Tanto es así que hasta casi nos hacen un estribillo a ritmo tecno para repartir alguna que otra castañada de hit parade en esta cosa nuestra de la actualidad. Reconozco que llevo demasiada turbación otoñal que gravita en medio de esta volátil situación vital que nos

LA LEY NATURAL DEL DESPROPÓSITO

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  Decía recientemente Annie Ernaux, nuevo Premio Nobel de Literatura 2022, que “no creo que haya un salvajismo intrínseco en los hombres. Hablaría más bien de un consentimiento implícito a este salvajismo, vivido casi como una ley casi natural”. Y me venía a mi mente ese descrédito por sí mismo de las últimas andanzas en redes de aquellos que a grito salvaje lanzaban improperios más propios de manadas que de ejemplares universitarios, un adjetivo tan cercano al buen camino de la sabiduría y la necesidad de saber. Reconozcamos que la propia vergüenza ajena que cualquiera podría sentir, se desinfla ante tanta exposición de unos hechos que deberían hacer mutis por el foro ante tanto agravio propio y social. Dar la oportunidad de racionalizar estas bravuconadas insidiosas nos acercan más a naturalizar demasiados excesos que tanto daño hacen a una sociedad que debe seguir trabajando en el equilibrio de valores que unifiquen más nuestra racionalidad para enmendar demasiadas costumbres que

CONTRA VIENTO

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  Confesaba Mario Benedetti que le gustaba el viento, caminar contra el viento, que parecía que le borraba esas cosas que quería borrar. Algo así me pasaba esta semana esperando el cansino autobús para enmendar la laboriosidad de los días. Esa sensación de empujar el pensamiento a esas horas tan amargas de la madrugada, aún oscura, para cerrar los ojos y dejar volar tanto poso mañanero. Hay que reconocer que esas pequeñas liberaciones acaban pronto desde el momento en que uno se sienta en el transporte público y hace memoria sobre si dejó todo apagado en casa, y con cierta tranquilidad reafirmar lo bien organizado que lo lleva uno desde el principio del día, bajando la basura bien clasificada y hasta saludando a Martín mientras limpia esas calles todavía marchitas de pasos. Y en esa multiactividad madrugadora tiene uno tiempo, entre parada y parada, de mirar la agenda donde tiene anotadas las citas pendientes en el colegio del niño y en el ambulatorio para las revisiones de la querida

ENTRE HOJAS DE OTOÑO

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  Ya lo decía Albert Camus, “el otoño es la segunda primavera donde cada hoja es una flor”. Así deberíamos comenzar a caminar esta nueva estación que, como en todos los procesos cíclicos, repiten entrada en filas con sus propias sabidurías del pasado y los pronósticos de futuro. En total, tenemos unos meses por delante para sentarnos y observar plácidamente como caen las cosas por su propia iniciativa o esperar cabizbajos para darle una buena patada a lo primero que se encuentren nuestros pies. A estas alturas casi todos ya nos hemos metido en salsa con los logaritmos de la actualidad para reforzar ese ingrato posicionamiento sobre lo que nos seguirá limitando en nuestro pensar sin salir de esa comunidad tan virtualizada que nos alimenta cada mañana. Mientras los medios de comunicación estandarizan el mensaje, los responsables de la polarización tan populista de nuestro entorno saben de descontextualizar cualquier situación para llevarnos en andas al enfado social. Nada nuevo en nuest

LLEGANDO TARDE

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  Los ancianos somos nosotros, dentro de poco o de mucho tiempo, pero si seguimos pisando esta existencia, irremediablemente hasta ahí llegaremos. Eran unas palabras que me encontré hace unos días de una catequesis de 2015 impartida por el papa Francisco. Y debo reconocer que esta obviedad, como tantas otras que nos rodean en esta actualidad nuestra, nos sigue poniendo en el espejo de demasiadas frustraciones que alimentamos cada día. Y en esto llegó nuestro querido Mariano para decirnos que la gestión de las residencias de mayores deja mucho que desear. Como ocurre en todas las denuncias anónimas que se aúpan rápidamente en las redes sociales, el apoyo público es inmediato y ahí estamos compartiendo la delación que terminamos corporativizando todos. Y debo reconocer que escuchando a Mariano estalla la pasividad que parece atarnos en estos tiempos tan deteriorados de verdades y decrépitos de solidaridad. Llegar a los 80 años para tener que pegar un par de golpes en la mesa es bastante

DISONANCIAS COGNITIVAS EN EL MIRAR

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  Mientras nos encontrábamos distraídos con ese examen de recuperación, tan propio de cualquier septiembre, entre los espadas de nuestra política patria, nuestra actividad diaria lidiaba con el inicio del curso y las especulaciones numéricas de todo tipo para convencernos de todo lo malo que nos rodea. Hay que reconocer que, para una familia media, el final trimestral del verano es siempre un verdadero reto no sólo para el bolsillo, sino para reponer el control del tiempo y del trabajo. Tanto es así que algunos terminan pidiendo una incapacidad temporal ante tanto barullo insano de preocupaciones. Por su parte, la actualidad no ayuda en nada a reponer el orden mental entre tanta llamada de atención sobre esa carrera final del año donde algunos necesitan casi atarse a las navidades como un sálvese quien pueda. Y como no podía ser de otra manera, seguimos en ese punto de partida público donde nadie gana y dejando a la equidistancia social el veredicto de las verdades. Una evidencia so

TIEMPO PARA REGRESAR

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  El final del verano reaparece en los días expertos de existencia para organizar, nuevamente, esas agendas que saben más de tareas y menos de tiempo. Cada uno, mejor o peor, recupera ese ritmo estoico de la rutina con las metas que sirven de trampolín para editar un nuevo curso vital. Nos encanta terminar para comenzar, y aunque parezca obvio, en ese punto siempre está parte de nuestra redención diaria. Hemos tenido un verano excesivo en todos los aspectos, demasiado calor, demasiados incendios, demasiada inflación y, como siempre, demasiada palabrería. Pero a diferencia de otras ocasiones excesivas, debo reconocer que no han formado en demasía el epicentro de nuestro tiempo estival. La saturación informativa de otras etapas nos ha llevado a dejar de lado tanta insolencia para prestar más atención de aquellos encuentros perdidos durante la pandemia. Menos actualidad y más vitalidad. Posiblemente ha sido la mejor enseñanza de esta época que nos parece tan ingrata. Y como decía en mi

PARÉNTESIS Y PUNTO SEGUIDO

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  Vamos completando las diversas fechas repletas de esos buenos tiempos pasados donde deseábamos volver desde hace dos años. Nos hemos sobrepuesto a los malos augurios del otoño próximo y hemos enfundado la mochila a la espalda y hecho lo que mejor o peor teníamos programado. Debo reconocer que me siento bien, a pesar del follón propio callejero, de volver a escuchar las algarabías propias de ciudades repletas de turistas y regresar a los caminos rurales donde encontrar a la familia y las verbenas de la infancia. Parece que todo regresa a pesar de tantas incógnitas y demasiadas dudas. Tal vez de lo que mejor hemos aprendido es que la vida no regresa a ningún punto de partida, que lo que se vive ahí queda y lo que no, se volatiliza en la irrealidad del tiempo. Tanto es así que para llegar a uno de esos puentes festivos que tanto gustan en nuestro país, y más en verano, la retahíla mediática ha concluido con un mutis por el foro y repara en sus gentes que siguen sonriendo al sol que mej

VIEJOS CUADERNOS

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  Hablaba Platón de aquellos pilares del comportamiento humano basados en sus fuentes principales del deseo, la emoción y el conocimiento. Así, de repente, me encontraba el otro día con una vieja libreta de apuntes de mi juventud estudiantil. Un guiño del tiempo pasado que parece invitar a reflexiones que empoderen el paso de la vida sin que uno se percate con mucha elocuencia. Pero llegados a estos días  que parecen sucumbir a una zona de derribos sociales, ha sido una estimulante tentación rebuscar en las fuentes actuales de nuestra actualidad para evidenciar lo alejados que andamos del padre de la filosofía clásica. Como en un pequeño acertijo, reconozcamos que lo que viene siendo el conocimiento público como tal, se nos queda demasiado hinchado de medias verdades para seguir   exagerando el descrédito hacia nuestros opositores. Hoy por hoy, quien no tiene un buen puñado de opositores no es nadie. Rezumamos demasiadas veces con esa sabiduría populista para destronar en dos bofetada

ENTRE MONEDAS Y BILLETES

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  Siempre me pareció interesante esa línea de trabajo relacionada con la economía social y solidaria, que encontró su origen en aquel siglo XIX con la necesidad de crear nuevas redes de cooperativismo y sociedades mutualistas de la era moderna. Un marco diferente para las nuevas relaciones productivas que tuvo su esplendor en diversidad de proyectos que a día de hoy todavía fortalecen esa otra forma de crear nexos laborales diferentes. Es cierto que con el neoliberalismo y sus propias crisis actuales, las iniciativas económicas sociales perdieron el paso en medio de tanto barrizal con las depresiones financieras que tan bien conocemos. Con todo, debo reconocer que esta semana escuchaba en una tertulia que a pesar de los datos de nuestra economía, con sus pros y contras, y con la teoría económica en la mano, no se podía calificar la situación de recesión, por lo menos, durante este año. Reconozco que me quedé satisfecha con la puntualización tras tener que sufrir un día sí y otro tamb

LAS SOPITAS

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  Hay que reconocer que desde el último acerbo cloaquero que ha servido para el chismorreo patrio, nuestro panorama mediático ya no es lo mismo. A pesar de las importantes decisiones y los hechos preocupantes que se están produciendo, los espadas de la información comentada han decidido adelantar sus vacaciones y empezar a redimir explicaciones con el bálsamo del silencio. Mientras tanto, han dejado en la batalla a quienes reconocen afectos que son, por otra parte, muy comprensibles. La amistad en el periodismo también existe, y el colegueo mucho más. Lo preocupante es que tengamos que presenciar que esa vanidad que encumbra entre comidas y coches oficiales sea la tapadera axfisiante de esa labor de mediación entre lo que ocurre y la ciudadanía y que nos deja en el barrizal de demasiadas mentiras. Más preocupante es establecer, una vez más, esa caja de pandora en la capital de nuestro país, donde se juega el cobre la veracidad de cualquier situación, aunque nadie se presente al lugar

CUANDO UN BOSQUE SE QUEMA

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  Cada verano tenemos esos inputs informativos que tienden a caracterizar en demasía nuestra inmersión protocolaria en la estación del calor sofocante y sus consecuencias. Y siempre, en paralelo, reaparecen las desgracias de este tiempo que sabe más a destrucción y desidia que a otra cosa. El cambio climático es, desde el inicio de su exposición pública, una variante esencial que no ha calado en importancia ni en las políticas públicas ni en nuestras propias conciencias. Eso sí, conformamos un coro de plañideras incuestionable cuando vemos las imágenes devastadoras de nuestros bosques y montes. Una realidad que nos persigue desde hace demasiadas décadas con aquellos carteles que nos avisaban que cuando un bosque se quema algo tuyo lo hace. A pesar de tantos avisos a día de hoy, como mucho nos paraliza unas horas delante del televisor para no volver la vista atrás. Una dicotomía errónea que vuelve a separar esos dos países que conforman lo urbano y lo rural. Ya lo dijo Svante Arrheniu

MENTIRAS DE NADIE

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  Fue aquí, en España, donde el padre de la deconstrucción semiótica dejó una visión de todo lo que ahora sufrimos entre la inseguridad de lo que nos cuentan y las incertezas mediáticas. Un situación que pasa de puntillas en nuestro día a día pero que nos deja desamparados para redimir un futuro que alienta demasiados pesares. Allá por 1997, el filósofo Jacques Derrida comentaba en la Residencia de Estudiantes de Madrid que “ sabemos que el espacio político es el de la mentira por excelencia; y mientras que la mentira política tradicional se apoyaba en el secreto, la mentira política moderna ya no esconde nada tras de sí, sino que se basa, paradójicamente, en lo que todo el mundo conoce". Toda una reflexión que a día de hoy seguimos ponderando en nuestra visión de lo que somos y lo que no. Llevamos demasiado tiempo enraizando un odio incesante que sólo sabe de unificar criterios a partir de los embustes intencionados de los de siempre, que siguen sentados en los sillones de eso q