LAS VEINTE MENTIRAS
Ya lo avisaba el poeta inglés Alexander Pope cuando apuntaba sobre la tarea asumida por el mentiroso, ya que estaría forzado a inventar veinte mentiras más para sostener la primera. La espiral de embustería en la que navegamos diariamente se parece ya más a un estercolero de palabras donde empieza a chapotear lo malsonante y la hipérbole del insulto. Superar diariamente el frentismo para cazar votos o adictos a este enfado constante, comienza a traspasar las líneas del decoro y la honestidad de quienes tienen el privilegio de representar a los que deambulamos en esta sociedad con demasiados frentes abiertos por resolver. Mientras la ciudadanía en general atraviesa el barrizal de un tiempo demasiado inseguro entre crisis sanitarias y económicas, reconozcamos que nuestros dirigentes políticos se encumbran en titulares a partir de mensajes que saben a despropósitos y dislates. La política de bandos empieza a hacerse demasiado facilona. La negación por el mero hecho de estar en el otro