TODO VALE
Ya hablaba en 2015 el filósofo alemán Markus Gabriel sobre la necesidad de dar un paso más allá de la siempre defendida Ilustración y evolucionar hacia un nuevo realismo para dar soluciones a este reino de la posverdad, las noticias falsas y el todo vale. Más allá de las sesudas interpretaciones de nuestro acalorado tiempo, reconozcamos que en esa tercera pata del todo vale llevamos instalados con cierta cabezonería para interpretar esta recalcitrante realidad. Un todo vale que escupe demasiado simplismo y desidia con el funcionamiento intelectual de una sociedad soberana con la racionalidad. Es cierto que, como bien expone Gabriel, no salimos del laberinto fake gracias a que nos hemos olvidado de que, además de la visión de cada uno de nosotros, existe una realidad más allá del materialismo que subsiste por encima de nuestra propia percepción. Posiblemente, a partir de este olvido existencial, hemos conseguido repostar nuestros propios códigos deontológicos sobre la información, la justicia o la política para engallarnos con la razón propia a costa de todo.
Reordenamos demasiados argumentos con excesivo simplismo particular para dar un cerrojazo a la realidad que, nos guste o no, sigue siendo la fuente de las certezas. Gracias a esa actitud seguimos polarizando entre el blanco y el negro según convenga, para dejarnos a los piés de demasiados dogmas que parecían superados en nuestra sociedad contemporánea. Todo un caldo de cultivo para experimentar con nosotros mismos, resultando demasiado facilones para volver a caer en los peores pecados históricos que siempre han conquistado lo más deficiente de nuestro pasado.
Reconozcamos que nos hemos acostumbrado a retorcer la realidad para jugar a esa complejidad de parte que nos deje un triunfo individual frente a la colectividad del pensamiento. Somos capaces de negar la evidencia por aquello de seguir creyendo en lo que consideramos más magnánimo con nuestro pensamiento estático. Y para ello nos viene de perlas azuzarnos con cualquier planteamiento para regalar la mofa a nuestro opuesto.
Cualquier camino nos llevará a algún destino. Lo preocupante es que mientras algunos continuarán riendo la gracia, otros nos tendrán tan distraídos que sabrán que el todo vale sirvió para dejarnos olvidados con un solitario destino.
Escúchalo en @lavozsilenciosa.net
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