ENTRE LUNAS

 


Decía Bertolt Brecht en su obra de teatro Galileo Galilei que “el que desconoce la verdad es un ignorante, pero el que la conoce y la desmiente, es un criminal”. Un binomio explícito para entender este amasijo de argumentos diarios en el que se sigue posicionando demasiada inquina en nuestra responsabilidad social. Con el abanico en la mano, continuamos ladeando la cabeza para intentar seguir el anzuelo de la actualidad donde recuperamos el aliento, a pesar de esa trampa diaria de descontextualizar los hechos por aquello de seguir el discurso. La ciudadanía sigue representando esa parte que juega a la ignorancia en lugar de buscar certezas para poder ejercer con nobleza su soberanía popular. Y todo a pesar de mantenerse en los mejores momentos de acceso a la información en tiempo y forma. En cambio, hemos apostado por la estructura bipolar desde donde se orbita entre tantas doctrinas que simplemente tensionan la diversidad y la libertad de opinión. Por otro lado, los que se jactan de ser portavoces de unos u otros abanderan el desmentido como causa y ahogan los datos y los hechos posponiendo la obligación constitucional de la veracidad. Llevamos un año con excesivos careos mediáticos, donde sólo queda el titular que únicamente destaca la ignorancia de esta posverdad que simula alumbrar a pesar de tanta oscuridad. Y reconozcamos que hemos caído en el peor camino para deambular, donde no vemos el sendero y desde donde se nos invita a seguir sentados en el mismo pedrusco de siempre.

El verano siempre cierra algún ciclo vital. Sigue siendo el tiempo de la cosecha, de los días más largos que las noches y donde la luna sabe a frambuesa, a ciervos o esturiones. Algo así deberíamos experimentar cada uno de nosotros por aquello de cerrar las microetapas personales y permitirnos el aliento de un nuevo momento. Posiblemente sea el mejor tiempo para el silencio y la confianza en poner en funcionamiento lo mejor de nuestra estirpe, que sigue siendo el conocimiento desde los hechos para tejer una opinión cercana a la democracia y a los valores humanos de derecho. Tal vez sea la única vía para desmentir a quienes ejercen su criminalidad contra la verdad, que siempre es la única salida libre de lo que podemos llegar a ser. Un tiempo entre lunas que nos podrá predecir nuestro propio destino. Mientras tanto, los mejores deseos para este tiempo vacacional. Nos leemos en septiembre…




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