LA SEGUNDA VUELTA
Hemos comenzado el trimestre veraniego con una voraz sensación de activismo ciudadano, por aquello de seguir llenando calles e informaciones entre contagios de esperpento. Mientras que la ciudadanía intenta esquivar la extremidad de un ambiente excesivamente grotesco entre juzgados y sesiones parlamentarias deshilachadas de decisiones, regresamos a la sutileza del patriotismo que juega por todos a la caza incesante del balón. A pesar de esa afición que resucita en las grandes citas deportivas afanados en apoyar a los nuestros, el resultado siempre condiciona nuestra necesidad de conseguir unificar colores en ese espíritu recreativo de nacionalidad. Al mismo tiempo, el cortejo partidista con la actualidad sigue desgranando demasiados pesares que deberían ahondar en la crítica imprescindible a aquellos que hablan por nosotros, enrocando posiciones que delimitan nuestra democracia a una lucha incesante por alejar posiciones en un nuevo intento de obtener lo que no se encuentra en las u