Dejaré para mis recuerdos este nuevo reencuentro con los papeles, las teclas enmarañando mis pensamientos. Tras un verano relajado, y con la necesaria remisión del espíritu, se me quedaron colgados estos últimos días estivales. Pero como bien sabemos todos, la vida continúa su mismo ritmo, a su mismo compás minutado, dejando el golpe o la caricia en cada uno de nuestros suspiros. Y la vida sigue con lo que nos rodea, entre pupitres y libretas nuevas, y ya era tiempo para abrir y escribir nuevas páginas. Nuestra existencia se enmascara entre lo privado y lo de todos, porque al final, nuestras vidas son muy parecidas, y sumando retales hacemos esta sociedad. Mislata también ha tenido su verano, con unas fiestas patronales que han sido definidas por muchos con buenos calificativos, aunque posiblemente lo más importante es la participación, que para eso son de todos. En este tiempo de retiro espiritual he preferido escuchar, leer, analizar, esperar... era necesario meditar y observar. D