Retales del verano
Dejaré para mis recuerdos este nuevo reencuentro con los papeles, las teclas enmarañando mis pensamientos. Tras un verano relajado, y con la necesaria remisión del espíritu, se me quedaron colgados estos últimos días estivales. Pero como bien sabemos todos, la vida continúa su mismo ritmo, a su mismo compás minutado, dejando el golpe o la caricia en cada uno de nuestros suspiros. Y la vida sigue con lo que nos rodea, entre pupitres y libretas nuevas, y ya era tiempo para abrir y escribir nuevas páginas. Nuestra existencia se enmascara entre lo privado y lo de todos, porque al final, nuestras vidas son muy parecidas, y sumando retales hacemos esta sociedad. Mislata también ha tenido su verano, con unas fiestas patronales que han sido definidas por muchos con buenos calificativos, aunque posiblemente lo más importante es la participación, que para eso son de todos.
En este tiempo de retiro espiritual he preferido escuchar, leer, analizar, esperar... era necesario meditar y observar. Desde nuestro ayuntamiento, con los necesarios cambios tras el resultado de la decisión democrática, tenían que mover ficha. Y así ha sido. Reconozco que, en un momento puntual, empezó a cansarme esa repetitiva justificación de los pasos pequeños con las herencias del anterior equipo de Corredera. Sé que es una estrategia muy política que tienen todos muy bien ensayada. Habría que recordar que las estrategias también deben renovarse. Estaba claro que comenzaba un nuevo tiempo, que algunos ya tienen el traje hecho con retales de decepción, mala gestión y arribismos personalistas hacia el nuevo alcalde, con no se qué delirios de postularse a otros lares de mayor calado político. Mientras estos trajes ya son bien estirados en las calles de la opinión pública, el nuevo equipo de gobierno rotulaba los titulares de gestión. Con los cien días a la espalda, cada uno tenía que hacer su propia reflexión. El grupo popular estrenaba portavoz, porque quien encabezaba nuevamente su lista y prometía su máxima ilusión en seguir trabajando por Mislata, decidía elevar su caché político a otras esferas institucionales valencianas. Ligia espabilaba las conciencias dando datos de lo bien que habían quedado las arcas municipales, incluido superávit. Casi hubiera preferido que estas afirmaciones fueran reales. Pero lo más sangrante ha sido la denuncia del grupo popular sobre que algunos trabajadores municipales estaban sufriendo las ojerizas de los socialistas. Esto último, por cierto, espero que se demuestre, porque no hay nada como el moving a un trabajador por diferencias políticas. Sencillamente indecente, y algo que los representantes sindicales deberían aclarar. Entre otras cosas, para eso están ahí.
También contamos con la opinión del concejal de EU, que retomaba septiembre con lo que ya denunció en junio: falta de transparencia, prepotencia de Bielsa y su equipo, que además de bajar el sueldo a los concejales de la oposición, ahora también cuentan con menos representatividad en empresas públicas o cargos institucionales. Como el mismo comunicado resume al final: más de lo mismo, menos transparencia y más oscurantismo... veremos si tienen razón.
Peor ha sido el resumen del equipo de gobierno, quien ha dejado el titular de la semana. La sindicatura de cuentas avala los datos que el propio alcalde ha hecho públicos. Un endeudamiento municipal que vaticina unos tiempos de reajustes muy duros y que llevan a unos indicadores de riesgo que superan lo legalmente permitido. Esto sí que es un balance negativo para todos los vecinos, estos sí que son realidades que permiten el mosqueo y algún que otro calificativo. Los gestores de nuestro ayuntamiento son responsables del bienestar de sus gobernados. Nada lleva a un gobernante a arriesgar con su gestión la vida de sus conciudadanos. Y eso es responsabilidad. He leído por esos mares de internet a muchos que piensan en eso de defender los colores de la política. Actitudes que, sin excesos, me parecen muy bien, allá cada uno. Pero lo que no es digno es hacer partidismo a partir de mentiras. Mucho más en estos tiempos en los que las amenazas a las líneas de flotación de la igualdad en el estado de bienestar están provocando situaciones alarmantes de preocupación social. Pero esto solo es un prólogo, solo un inicio a un otoño que se presenta metafóricamente muy caliente. Será interesante seguir observando a sus protagonistas, a nosotros mismos, a nuestra sociedad que sigue hilando sus retales personales, con ganancias vitales y pérdidas en el camino. Y en este renacer a una nueva estación, abro nuevamente la ventana porque en la calle seguimos caminando.
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