La tecnocracia del voto
Llegamos a la última semana de esta escurridiza campaña electoral. Resbaladiza como nuestra propia economía y desafectaza gracias a la tecnocracia del voto. Lo que nos jugamos el próximo 20 de noviembre es mucho más que un periodo lectivo de gobierno. La tecnocracia de los partidos ha jugado a los grandes ganadores y perdedores, engañando el sentido común de la decisión popular. Gracias a estas especulativas encuestas que dirimen entre buenos y malos, han dejado a un lado la necesaria información de los acontecimientos y la obligatoria resolución de programas. Los supuestos ganadores se han subido a la ola del desenfreno orquestado por una manirrota información y el engaño de slogan de que el cambio es imprescindible.
Y cierto es que los cambios en un máximo plural son urgentes por el presente pero especialmente, por el futuro. La historia de España siempre ha tenido sus pérdidas temporales y parece que siempre necesitamos ir a la cola de las decisiones.
La responsabilidad de decidir es directamente proporcional a saber que se decide. Mienten quienes basan la gran decisión en un cambio de colores; mienten quienes especulan que el paro viene provocado por un endeudamiento del estado; especulan quienes prometen no gastar lo que no se tiene y manipulan quienes se ponen la medalla de los salvadores de la pequeña y mediana empresa sin hablar de mejoras salariales para que se active el consumo interno que es donde beben su actividad.
Nadie habla del endeudamiento privado y familiar que provocaron bonanzas en décadas anteriores. Seguía creciendo el consumo a pesar de la moderación salarial en nuestro país. Y quienes auparon este sistema son los que ahora implementan un obsesivo control del déficit que solo beneficia a los mismos que han especulado con el dinero. Gracias a la deuda los sistemas bancarios siguen teniendo un beneficio privilegiado. Gracias a los bajos salarios que se han mantenido a pesar de los beneficios empresariales han provocado ese endeudamiento familiar que ha supuesto que una vez más la crisis la paguemos los más desprotegidos. Nos olvidamos de momentos históricos como la gran depresión de EEUU cuando Roosvelt aumentó el poder de los sindicatos para que promovieran un crecimiento salarial y por tanto, aumentar los niveles de consumo. La rueda económica ha sido siempre la misma. Las políticas neoliberales en el bloque fuerte europeo han significado la disminución del gasto público y la reducción de impuestos. Antes de estas medidas donde se apostó por un apoyo a las medidas productivas, todos los países de la UE y el propio EEUU vieron sus brotes verdes, la salida de la crisis con mejores resultados. Sin embargo, desde el rescate de economías de países como Gracia, Irlanda o Portugal con dinero público que ha pasado a manos privadas, las medidas de control de déficit se han hecho a partir de la reducción del gasto público, llevándonos nuevamente a un frenazo económico en toda la zona euro.
La salida de esta situación va a ser muy difícil pero sería importante que mantuviéramos la conciencia sobre que propuestas hacen unos y otros. Basarse en la crítica a un candidato sobre lo que no hizo antes, es la metáfora del alacrán. Porque esa crítica se le podría hacer a todo aquel que se presenta a unas elecciones llegando a la situación que casi mejor cambiemos de partidos radicalmente porque los que están ya podían haber hecho esas propuestas mucho antes. Es difícil hablar d economía porque aunque los números son tediosamente reales, la combinación de ellos sigue siendo una ciencia que puede llevarte al resultado infinito. Pero como nuestro tiempo es limitado, es necesario saber y entender las diferencias que existen entre unas políticas u otras. Es cierto que todos coinciden que tenemos que crecer para que comience a generarse empleo. Pero ese crecimiento va a depender de quienes o abogan por una reducción de impuestos que ha supuesto el 40% de nuestro déficit estructural, o ventajas fiscales para quienes creen empleo o mejoren los salarios. Hace tiempo algún partido político sustentaba sus críticas a la necesidad de personas preparadas y con formación para gobernar, ese equipo de tecnócratas que saben de soluciones. En los últimos días esa tecnocracia ha pasado a manos de los votantes. Ya no son necesarios, mejor decidan ustedes porque ustedes serán los responsables de lo que nos ocurra. Pues así deberá ser, pensemos en donde estamos y decidamos con reflexión lo que queremos que hagan. Si no lo hacemos así estaremos vendidos a los planes que nadie nos cuenta. En estos tiempos, la sociedad a pesar de no hablar mucho, hacemos mucho más de lo que creen algunos políticos. Es el momento de creer en los objetivos y luchar por ellos. Es tiempo para forzar soluciones que mejoren nuestra calidad de vida. Es el momento de salvaguardar nuestros derechos sociales ante los beneficios privilegiados de unos pocos. Es el minuto de solidaridad donde la estructura social que conformamos entre todos podemos decir como queremos salir de este agujero de incertidumbre. Que nadie trabaje por nosotros pero sí que defiendan nuestra demanda que es la justicia y la solidaridad.
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