PARÉNTESIS Y PUNTO SEGUIDO
Vamos completando las diversas fechas repletas de esos buenos tiempos pasados donde deseábamos volver desde hace dos años. Nos hemos sobrepuesto a los malos augurios del otoño próximo y hemos enfundado la mochila a la espalda y hecho lo que mejor o peor teníamos programado. Debo reconocer que me siento bien, a pesar del follón propio callejero, de volver a escuchar las algarabías propias de ciudades repletas de turistas y regresar a los caminos rurales donde encontrar a la familia y las verbenas de la infancia. Parece que todo regresa a pesar de tantas incógnitas y demasiadas dudas. Tal vez de lo que mejor hemos aprendido es que la vida no regresa a ningún punto de partida, que lo que se vive ahí queda y lo que no, se volatiliza en la irrealidad del tiempo. Tanto es así que para llegar a uno de esos puentes festivos que tanto gustan en nuestro país, y más en verano, la retahíla mediática ha concluido con un mutis por el foro y repara en sus gentes que siguen sonriendo al sol que mej