EL HARTAZGO SILENCIOSO
Tras la última cita con las urnas en clave andaluza, podemos columbrar que nos dejarán tranquilos hasta después del verano en este ariete con cascabel donde diariamente nos fustigan con todo tipo de análisis partidistas sobre quienes nos representan, con mayor o menor nivel. Una sensación impasible ante realidades que se alejan continuamente del frenesí que significa ir a votar para dejar en cada elección a demasiada población en las orillas del hartazgo. Demasiados estudios monolíticos del recuento electoral para, como si no existieran, dejar al final arrinconados en un silencio torticero a esa parte del electorado que hace mutis por el foro y ni se acerca a olisquear las papeletas. En los siempre esperados barómetros donde miden mensualmente nuestro grado de sonrisa o mueca social, comienza a ser mayoritario ese hartazgo del que humildemente y semana a semana reivindico entre líneas en este espacio pequeño de la narrativa del tiempo. Los niveles de abstención llevan demasiado tiem