UN PARÉNTESIS PARA RIMAR
Se le atribuye al padre de la poesía moderna un verso incesante dentro de su Carpe Diem para alabar esa actitud: “ No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo”. Un estupendo destino que debería sobreponernos a estos tiempos demasiado incorrectos donde podemos regresar a otras partes de la historia de nuestra civilización que saben más de insidia y desesperanza. Hemos regresado a la primavera como único elemento h alagador de todo lo que nos rodea, mientras dejamos en el aire los estornudos de un planeta que sigue girando a pesar de tantas zancadillas de quienes lo habitamos. En verdad, vivimos apretando demasiados calendarios para enumerar el anecdotario del tiempo público, ese con el que despertamos cada día para dejarnos bien sentaditos ante las reflexiones universales de esta estancia limitada donde parece reinar en demasía aquello de s álvese quien pueda. Llevamos demasiado tiempo a caballo en esta cruzada de estereotipos partidistas para segui