LA NECROSIS DEL OLVIDO
Decía el enciclopedista francés del siglo XVIII, Voltaire, que “cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es incurable”. Y en alguna fase de la necrosis debemos estar danzando cuando el revisionismo sui géneris de unos se hace tan chulescamente evidente y el salvapatriotismo entona las mejores patrañas tan cercanas a esta sociedad de las autopistas de la información. Ninguna de estas actuaciones está desnuda de tantas intencionalidades ideológicas, propias de los adoctrinamientos comunes del simple existir. Todo tiene una motivación, y por encima de ella no encontraremos ninguna de las buenas virtudes de la verificación de los hechos y de sus historias. Siempre he defendido aquello que tan bien plasmó el poeta y filósofo español Nicolás Ruiz de Santayana cuando dijo que “quien olvida su historia está condenado a repetirla”. Y si unimos olvido y fanatismo podemos encontrarnos con el mayor de los engendros que pisotee lo más valioso que deberíamos acunar en nuestra c