EL ÁRBOL DE LA VIDA
Encontraba esta semana en la red de redes, por aquello de intentar contextualizar algunas lindezas que nos va dejando esta cuasi esperpéntica campaña electoral, una frase interesante sobre algunas acciones positivas hacia nuestra madre tierra. Una afirmación inspiradora sobre que “el hombre no planta un árbol para sí mismo. Planta un árbol para la posteridad”. Un argumento que contrapone algunas algarabías que pululan entre la mensajería política para dejarnos absortos con una maceta en cada balcón. El detalle, que ha servido de estímulo para la crítica y el adorno publicitario, es verdaderamente importante para evidenciar lo poco que nos están contando sobre decisiones, inversiones futuras o, en definitiva, programas de acciones que contrarresten las deficiencias que sufrimos en nuestra tierra pequeña, esa administración cercana y vital donde acunamos nuestros derechos más constitucionales como la sanidad, la educación, la vivienda y las calles que pisamos todos los días por aquell