LA LARGA SOMBRA DEL ECLIPSE
Hay que reconocer que los acontecimientos que vamos viviendo en estos últimos años, despliegan demasiada inseguridad en nuestras existencias como para empezar a fijarnos en el cielo que nos cobija. Excesivas dudas sobre el futuro como para seguir ese consejo tan nuestro de vivir el presente. Nos hemos acostumbrado a dar un paso adelante y otro atrás en cuanto a objetivos que conseguir y hasta un cierto dolor en la memoria sobre todos aquellos proyectos vitales que remontan la sutileza de vivir. Reordenando la semana, que para eso uno descansa, cuesta tomarse en serio tanta noticia de blanco y negro a pesar de la colorimetría política que nos emponzoña cada día. Parece que seguimos jugando al despiste, relegando lo que es importante para nosotros y terminando nuestro comentario diario suscribiendo lo que nuestros representantes han decidido que sea imprescindible para nuestra sesuda sabiduría. Las calles comienzan a saber de las reivindicaciones que tanto quedaron calladas con esta