EL MURMULLO DE LOS DÉBILES
Decía nuestro dramaturgo internacional Jacinto Benavente que “Una idea fija siempre parece una gran idea, no por ser grande, sino porque llena todo un cerebro”. Se me antoja que algo parecido hemos estado haciendo durante estas últimas décadas. Acostumbrarse a ese pensamiento único que parece ir cegando el sentido crítico de lo que somos y sentimos. Toda una depreciación para esta sociedad que construimos y que, últimamente, desorienta la eficacia que supone compartir diferencias para construir caminos diversos hacia destinos más exquisitos. Y no será porque los días y las noches de este ya excesivamente envalentonado 2020 no nos den motivos para reordenar la convivencia y reflexionar sobre aquellas soluciones costumbristas que ayuden a innovar algo más de lo que tenemos. Muy al contrario, revivimos las horas del día anterior donde vuelven a repetirse titulares desinformadores o donde nuestros políticos aderezan su discurso aprendido para responder por peteneras ante la obligada la