LAS SOPITAS
Hay que reconocer que desde el último acerbo cloaquero que ha servido para el chismorreo patrio, nuestro panorama mediático ya no es lo mismo. A pesar de las importantes decisiones y los hechos preocupantes que se están produciendo, los espadas de la información comentada han decidido adelantar sus vacaciones y empezar a redimir explicaciones con el bálsamo del silencio. Mientras tanto, han dejado en la batalla a quienes reconocen afectos que son, por otra parte, muy comprensibles. La amistad en el periodismo también existe, y el colegueo mucho más. Lo preocupante es que tengamos que presenciar que esa vanidad que encumbra entre comidas y coches oficiales sea la tapadera axfisiante de esa labor de mediación entre lo que ocurre y la ciudadanía y que nos deja en el barrizal de demasiadas mentiras. Más preocupante es establecer, una vez más, esa caja de pandora en la capital de nuestro país, donde se juega el cobre la veracidad de cualquier situación, aunque nadie se presente al lugar