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Mostrando entradas de julio, 2021

DEMASIADO ROTOS

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  La extensión de los días en verano siempre nos deja algo más de tiempo para esos quehaceres que amamos y que tanto bien nos hacen. En mi caso, robar oportunidades para leer fragmentos pendientes me da la oportunidad de reflexionar, con la calma del reposo, esos flashback que hacen, a veces, recalar en demasiadas distopías de nuestra actualidad. Entre esos fragmentos me encuentro una frase de Albert Espinosa en sus mundos amarillos con la enseñanza de que “ Lo difícil no es aceptar cómo es uno, sino cómo es el resto de la gente ” . Y ciertamente, el engreimiento personal y social reafirma esta nueva caricatura del espectro sociopolítico en el que están convirtiendo nuestra convivencia nacional. Deberíamos saber que hay una parte de circo mediático, una descripción que aborrezco por respeto al maravilloso mundo circense, que reafirma aplausos y abucheos según el palco que ocupemos. Pero llegado el punto de intentar hacerme con una explicación personal, las piruetas que vemos en esto

LAS DESDICHAS DE PANDORA

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  Hay semanas que uno, al hacer balance, siente un cierto vacío en los conceptos que siempre han sido atesorados en su corazón. Todos, absolutamente todos, amontonamos sensaciones de justicia, libertad, honestidad, igualdad y tantas otras que acompañan nuestra narrativa cotidiana para venderlas al mejor predicador del momento. Una cierta desigualdad de sensaciones que abaratan las acciones que pretendemos y necesitan de la muletilla para sentirnos incluidos en cualquiera de las camarillas que más nos puedan complacer. Ya lo decía Goethe, “ c ada uno ve en el mundo lo que lleva en su corazón”. Una excluyente limitación para retomar narrativas que incluyan a quienes difieren de nuestros anhelos y, por tanto, de nuestras creencias. Si llevamos esta conclusión al hervidero de banalidades en las que se ha convertido ese quehacer diario de las redes sociales, entendemos los estallidos grotescos que parecen dirimir la crisis apocalíptica de nuestra historia d e cada día . Muchos se sienten o

LAS AMARGURAS DE OLAFO

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  Encuentro una cita subrayada en “El archivo” de Victoria Schwab en la que dice: “Omitir no es lo mismo que mentir... Es una manipulación”. Y tan sólo hay que darse una vuelta en el mensaje comunicativo diario para entender demasiadas omisiones y sus consecuentes comisiones. El batiburrillo de la actualidad desconforma cualquier entendimiento aséptico de colores, dejando ese mirar vacío con su rechinar de dientes. Demasiados informativos a las espaldas de cualquiera para tener esa mezcolanza de hastío que poco agrada en lo social y mucho nos aprieta, cada vez más, en la cueva de lo individual. Es cierto que el equilibrio narrativo hace ya mucho tiempo que lo hemos perdido. Somos muchos los que llevamos tiempo en silencio para redimir demasiada grosería argumental y resarcir en el respeto a las diferencias del pensamiento. Los que llevan la voz cantante en esa representación de la opinión pública han sucumbido a ese fenómeno digital del clickbait , donde el sensacionalismo parece ser

LA CONCIENCIA PROPIA

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  Decía André Malraux, político y escritor francés, que había aprendido que “ una vida no vale nada, pero nada vale una vida ”. Y es cierto que en el momento en que maximizamos lo importante, decaen muchos estereotipos vitales de nuestro ordenamiento diario. Asumamos que el reciente tiempo de confinamiento nos dejó en un letargo social de reencuentros con nosotros mismos, en una mezcla de reflexiones fundamentales y miedos enganchados a un futuro tan incierto como perecedero. A pesar de ese deseo universal de salir mejores, más fuertes y más solidarios, hemos ido desinflando esa vieja retaguardia que siempre sueña con un mundo mejor. Y esos miedos han sido un buen caldo de cultivo entre quienes saben de la propaganda indocta para con las masas, para conquistar batallas partidistas y, a diferencia del autor de La Condición Humana , dejar de buscar los elementos positivos en el bien común y reubicar esa negatividad excluyente que deja siempre por remontar las peores heridas de la hist