ENTRE CANAS DE JUVENTUD
Hace tiempo, mucho antes de empezar a encajar canas en mi cabeza, soñaba con las ilusiones de aquellos años 80. Tiempos de cambios, de frescura devorando libertades, autocensura de ciertos “tics” franquistas que se arrastraban en algunas palabras de lo cotidiano, y con cierta desazón por intentar correr todavía un poco más. Lo normal era lo diferente, lo digno estaba en permanecer abierto a muchas cuestiones hasta ese momento silenciadas, lo aventurado era creer siempre en lo que todavía tenía que llegar. Me daba la impresión de que mi país renacía al mismo tiempo que yo, en una ilusionante juventud. En aquellos tiempos y por motivos familiares, regresaba cada verano a mi hermosa aldea ourensana. Aún vivían mis abuelos, en aquella casa labriega en la que, poco a poco, iban desapareciendo los animales de la cuadra y reconocía nuevas arrugas en las caras de mis antecesores. A vista del presente, se me queda Foto:SaraMarfer una metáfora del tiempo, donde lo viejo convivía con la re