EL MILAGRO DE COMPARTIR LA VIDA


Foto: Saramarfer
Nos falta sinceridad, tal vez lo más importante para convivir en paz. Cuantas veces pregonamos la necesidad de avanzar en la solidaridad, en la convivencia,en el amor, en el respeto. Y cuantas veces velamos todos esos intentos, en sombrías actitudes particulares donde generamos odios y rencores, venganzas y silencios, muchos silencios.
Nadie que odie puede pregonarlo continuamente, faltanto así , a su propia sinceridad. Y cuanta gente de tanto odiar, construyen guaridas de rencor para ensombrecer la soledad del absurdo, y retroalimentando una estúpida existencia quebrada. Tanto es así, que finalmente, ni tendrá la oportunidad de que alguien se lo diga. Nadie se sincera para revocar tanta negatividad.
Con el convencimiento de nuevas búsquedas a cada por qué, encontraríamos los propias de cada uno de quienes nos rodean. Hablar mal de alguien, faltanto el respeto a todo lo que somos. Razón y corazón que caminan en un galope único y casi con el deber de no dañar al resto.Sinceridad para con nosotros mismos, mientras enredamos convivencias, en un intento de aprovechar este milagro diario de vivir compartiendo la vida de los demás. Un milagro que algunos pisotean desde sus propios prejuicios.
Tengo la necesidad de respetar desde la propia condición, con lo que gusta y con lo que no. Buenos o malos,mejores o peores, formarán parte inexcusablemente de mi propia existencia. Este camino que me toca vivir sigue iluminado por esta tenue luna, a pesar de todo lo que suponga andar y existir.

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