LA TRITURADORA
No hay nada como contraatacar antes del embate para marcarse desde el principio el punto canasta que pueda llevarte a la victoria. En nuestros tiempos tan desquiciados jugamos, además, con el colectivo de adeptos para hilvanar todo tipo de historias conspiranoicas donde arrastrar cualquier conato de veracidad por el fango público. Tanto es así que los agitadores de eso que llamamos los hilos sociales se creen la primera de las acepciones de la manipulación para endiosar los seudónimos de sus principios. Nuestro país no es mucho más diferente en los referentes sobre la transparencia de lo público respecto al resto de patrias, pero debemos considerar que nuestro invicto sentimiento siempre nos lleva a retorcer todo tipo de sensibilidades dejando a un lado la verificación por aquello de seguir agazapados al líder de turno. Somos capaces de decir una cosa para, seguidamente, contra argumentar lo contrario con la misma prueba y desquiciar el consenso para deleite de nuestros seguidores.