CUANDO LA VERDAD SE DISFRAZA DE MENTIRA
En la era del ruido y la polarización, el talento para contar parece haberse rendido ante la urgencia de provocar En una conversación entre Truman Capote y el periodista y escritor George Plimton en 1997, matizaba el primero que “Si uno cuenta la verdad con suficiente talento, la gente la confunde con una mentira.” Y aunque parezca una abrupta contradicción, la realidad efímera de nuestros relatos diarios alumbra esa inquietante reflexión de hace dos décadas. Hace demasiado tiempo que buscamos cualquier cosa para simplificar los argumentos. Hemos aumentado tanto nuestra capacidad para embrutecer los mensajes y polarizar las razones que equiparamos nuestra verdad con el estercolero de la palabra mal sonante como premio popular a nuestro propio ego. Una relación delirante donde el lenguaje desmaquilla mucho postureo de parte y termina, si hace falta, en el grueso gruñido del enfado y el ruido social. Mientras tanto, descifrar los conflictos, arrebatar los datos con la lupa de...