LA PAZ SEA CON TODOS



Vivimos en un tiempo perecedero en el que nos han inculcado la necesidad de resumir nuestro pensamiento entre número de caracteres y eslóganes cercanos al meme digital donde observar hasta nuestros sentimientos. Reconozcamos que con esta práctica nos inmolamos en la repetición del compartir facilón que aniquila la necesidad de exponer el propio pensamiento y la diferencia de pareceres. Cada vez nos dedicamos más a reiterar expresiones donde nos sabemos seguros de recibir apoyo de correligionarios diversos y así hinchar pecho como genuinos y expertos. Una actitud más cercana al profeta ermitaño Pero Grillo que anunciaba el primer día de enero como el primer día del año. De alguna forma estamos en ese punto profético donde la simpleza se convierte en dogma y nos quedamos tan complacidos. 

Durante esta última semana hemos asistido a uno de esos momentos que, solamente por el menester informativo, nos ha dejado un trocito de la Via della Conciliazione donde amasar tiempo y curioseo para ser, por lo menos, los segundos en saber quien tomará las llaves de ese reino de Dios del que tanto hablamos pero, en verdad, poco sabemos. Una ceremonia bien conocida, pero no por ello menos motivadora. Tal vez, lo más interesante sean las primeras palabras del nuevo pastor de la Iglesia católica, que como titular no tiene demasiada garra pero que su entradilla posterior nos deja un hilo conductor de la paz desarmada y desarmante. Un ánimo humilde donde dejar caminos abiertos a esa capacidad de diálogo que parece olvidada en beneficio del enfrentamiento y la hostilidad con lo diferente. Hay que aplaudir que León XIV aprovechara este momento de máxima gloria informativa para aterrizar la paz más allá de ciertas perogrulladas en las que hemos dejado muchos conceptos vitales como la libertad, la verdad o la misma fraternidad entre los pueblos. Nunca volverá a tener un minuto de oro como éste el nuevo representante del estado más pequeño del mundo, y es de agradecer que apostara por algo que seguimos soñando en singular, ya que seguimos sin poderla contar.

Tal vez nos parecerá como inicio una gran gedeonada para un momento así, pero es gratificante que por una vez se conjugue la inclusión como objetivo de paz. Una evidencia que pocas veces asumimos para seguir comprando belicismo en defensa de los conflictos, generando más tensión y, desgraciadamente, más víctimas colaterales. No vivimos tiempos con demasiada esperanza en nuestras propias actitudes, pero, por lo menos, regresar con la palabra quizás nos pueda empujar a escuchar algo más que el ruido. 


PUEDES ESCUCHARLO EN @LAVOZSILENCIOSA.NET




Comentarios

Entradas populares de este blog

CORAZONES ROTOS ❤

EL HÁBITO OLVIDADO

LOS INVIERNOS DORMIDOS