BULLYING POLÍTICO





Decía Eleanor Roosvelt que "nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento". Una admirable actitud que en la actualidad sociopolítica dista del éxito preciso por aquello de tener un falso control de la veracidad y el aporte conformista. Demasiadas ventanas abiertas para nutrir la opinión propia y quedarnos desamparados ante el tirano vocero de alta estima que siempre chantajea con la cacería de posiciones contrarias. Un estado permanente de vigilancia sobre el adversario que acatamos en este bullying social en el que hemos convertido el misterioso entramado de la comunicación digital.

A pesar de entender aquello de la burla como instrumento cotidiano de los ignorantes para sentirse cultos, bajamos la cabeza y arrinconamos el necesario desprecio dejando libre el camino de la intimidación colectiva. Reconozcamos que las actuales relaciones políticas nos han dejado indefensos ante las estrategias de partidos y de ciertos líderes de opinión. Se refrenda la escaramuza del insulto para ocultar la falta de principios y posiciones en la gestión diaria.

El argumentario actual deslinda la colectividad del pensamiento para repudiar el acuerdo y las alianzas a favor de las mayorías que, democráticamente, siempre suman para generar sociedades libres y respetuosas. Las instituciones que nos representan abandonan la eficacia de las resoluciones a cambio del linchamiento facilón que destruye las ideas y las ideologías, que siempre han sido el motor del pensamiento social. Una táctica que deberíamos detectar fácilmente de otras épocas, donde el respeto queda diluido en el ahogo exitoso de una filosofía vital vacía de ética y conducta.

No son buenos tiempos para el debate ni las diferencias. Más bien, nos hemos rodeado de autócratas de medio pelo, generando el ruido preciso que acalla este continuo hostigamiento a los principios democráticos que nos pertenecen a todos. Demasiada libertad para el fanfarroneo y escaso pensamiento crítico de lo que somos y queremos.

Tal vez, como decía la apodada primera dama del mundo, nos quede el consentimiento para entorpecer esta ola inquietante de agresividad y provocación constante para volver a la autoestima democrática y social.



Puedes escucharlo en @lavozsilenciosa.net



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