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CON UN LIBRO BAJO EL BRAZO

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  Coincidir un 23 de abril para escribir una columna de opinión tiene su especial esencia humanista. Un regalo para repartir, entre palabras más o menos acertadas, la esencia de pensar, reordenar y relatar esa necesidad de reflexionar sobre nosotros mismos y, especialmente, lo que nos rodea. Y en esa reflexión imperativa siempre aparece aquello acuñado por Kant, que “vemos las cosas no como son, sino como somos nosotros”. Una certeza sobre lo que pensamos y exhibimos en eso que llamamos la opinión pública. Y a pesar de tener tan claro y evidente la consideración kantiana, nos esforzamos por rellenar la individualidad personal con el indomable efecto mayoritario que siempre olvida las diferencias y aúpa demasiados estereotipos de lo que somos. Parece que en un tiempo en el que siempre nos viene mal la lectura y la diversidad de opiniones, rezuma esa inquietante palabrería que apunta a la estupidez del enfrentamiento de posiciones para olvidar esa medianera donde apoyar todas las di...

TIEMPO DE DESCUENTO

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       Aunque no lo parezca, nos encontramos en ese tiempo de descuento que tan poco interesa a las siglas de la representación política, y en cambio, debería ser motivo de lupa ciudadana por aquello de evaluar, reflexionar y decidir en eso que se exige imprescindible en nuestra representatividad democrática. Un tiempo preelectoral donde todas las formaciones políticas mueven ficha para situar a sus candidatos en la salida en estampida de esos quince días de campaña que tanto alborotan nuestras calles y tumban escaletas informativas. Y todo esto bajo ese paraguas del absolutismo en las urnas, con el objetivo superior de arrasar en numerología a costa de lo específico y diverso que se muestra en cada uno de los votos que se emiten. Y es que nuestro sistema electoral queda reflejado en esa apariencia de premiar siempre al que lidera la carrera y termina aglutinando más allá de su poderío ideográfico. Y todo ello bien azuzado con encuestas divergentes que tendremos diar...

LA LIBERTAD DEL LABERINTO

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  Si ya teníamos bastante con los colores dolientes que nos encontramos en la capacidad editorial de los diarios de información general, sólo nos faltaban para ese fin tan arraigado del editorialismo las portadas del papel couche tan especial y específico de nuestra patria. Esas revistas del corazón que siempre juegan con el pacto económico para poner y quitar portadas de acuerdo al interés entre partes. Reconozcamos que en esta ocasión, tras la “pillada inocente” de una madre por subrogación en silla de ruedas, nuestra actualidad paró todas las agendas informativas para llevar al culmen de la disección mediática un acto ilícito en España, que gracias a una instrucción de 2010 deja la posibilidad demasiado abierta para hacerse con ciertos deseos personalísimos fuera de nuestras fronteras y poder, finalmente, registrar legalmente a los pequeños en nuestro país. Hay una reflexión de una de las protagonistas de El cuento de la criada que apunta a que “la humanidad es muy adaptable....

LA DESAZÓN DE LA IRA

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  Todas las semanas tienen su estrepitoso adelanto de esa sinrazón que nos empieza a caracterizar con demasiada flojera a esta ciudadanía que siempre galopa entre quijotes luchando con molinos de viento, aunque nos vendan demasiados titanes. Y en esta, a pesar de contar con una hora menos, se completa el listado de excesos en esa variopinta agenda de miserias narrativas que siguen azuzando ese mantra tan belicista de las dos Españas, de esos bandos insalvables que vaya usted a saber quién lo reinventó y para qué. Los mismos que critican el revisionismo de nuestra historia más cercana reivindican para ellos mismos la simplicidad de los adjetivos ante una perpleja ciudadanía que, a pesar de todo y de todos, repliega sus pasos con la construcción vital de cada día. Se dice que la vida no es la que separa a las personas, que es la envidia, la hipocresía, el egoísmo… esa falta de madurez en nuestra percepción de nosotros mismos que tira al estercolero a los diferentes para convertirlos...

LA TELA DE ARAÑA

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  Se ha recapitulado muchas veces a Concepción Arenal, precursora del Trabajo Social en España, con esa cita sucinta de que “la ley es la conciencia de la humanidad”. Hay que reconocer que esta última legislatura a pesar de la diversidad de cataclismos con los que ha tenido que lidiar, se va a diferenciar especialmente, por la diversidad de revisiones legislativas que acomoden nuevas situaciones o que recuperen algunos de los derechos que se habían quedado en el olvido. Y eso significa siempre un riesgo bastante difícil de controlar desde la diversidad pública que contemplamos diariamente. Porque como todo en la vida, dependerá de las acciones particulares donde comprobar el grado de distancia entre lo que hacemos y sus consecuencias. Reconozcamos, además, que legislar no es fácil en la práctica, donde el espíritu del legislador apunta, el enjuiciador interpreta y la sociedad opina y acata. Y en estos últimos tres años hemos sabido de comulgar demasiadas pero necesarias limitacio...

EL MACUTO DE MARZO

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  Marzo siempre nos trae ciertas fechas que saben a esa necesidad de tiempos nuevos. Duerme entre lluvias que revientan caminos y mañanas que aceleran los amaneceres con esos primeros aromas de primavera. En nuestro país, este mes intrépido, que transita con el cortejo de una nueva estación, nos arranca demasiadas oportunidades para compartir en la calle y combatir en suficientes causas que todavía recorren nuestra existencia. Con el violeta en las manos, y a pesar del ruido abrupto de nuevas normas legislativas que parecen abanderar una retahíla inacabable de adjetivos, el 8M pasó con más gloria de la que muchos pronosticaban en los concilios mediáticos de la supuesta opinión pública diaria. Un año más, las mujeres tuvimos una nueva ocasión para reivindicar nuestra destreza con el futuro, a pesar de estos presentes que todavía aprietan muchas demandas vitales en la diversidad de esta sociedad que aún adolece de esa falta de igualdad desde tantas vertientes y lugares. Un feminism...

LA HEBDÓMADA DEL CAPITAL

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  Hay semanas que terminan con cierto repliegue de incomprensión y desesperanza. Esa hebdómada que parece no describir nada de lo que sentirnos más o menos orgullosos. Este frenesí diario queda olvidado rápidamente como las páginas de los periódicos, relegando al anecdotario de café las desgracias de algunos o las necesidades de otros. Algo trivial sigue pernoctando en esta sociedad como promotor de demasiados estados viscerales que sirven de figurante para el mejor casting publicitario. Será por ello que seguimos escribiendo la historia alejados de esa solidaridad que nos hace estar bien cuando el que tenemos al lado también lo está. Una utopía de principiante para esta civilización que olvida pronto cómo escalar en ese variopinto tratado de principios tan diversos y contradictorios como las justificaciones desinfladas de turno. Así nos hemos enterado del alegato principal del mundo económico que nunca pincha en hueso. Más de cinco días de especulaciones, opiniones, enfados y, ...