ANIVERSARIOS DESOCUPADOS

 


Quién no ha dicho alguna vez aquello de que cada día tiene su afán. Un dicho tan popular que nos recuerda la cita bíblica de San Mateo por lo de no preocuparse demasiado del mañana porque cada amanecer tiene su propio mal. Y, ciertamente, nadie le puede quitar la razón al convertido Leví de Alfeo en esa predicación que en cualquier momento vital hemos aplicado a costa de sufrir este enjambre de preocupación constante. Puede ser que a partir de daños imborrables en nuestra mente dejemos anclados algunos días para llevarnos a la reflexión sobre el pasado, por aquello de sanar futuros. Un afecto colectivo para revisar los afanes pretéritos donde postular una crónica más objetiva y operante. Desgraciadamente, vivimos un tiempo donde la radicalidad del pensamiento deconstruye los hechos a base de polarizar ideologías varias para seguir utilizando el estercolero con nuestra historia. A pesar de contar con una amplia hemeroteca de nuestro pasado más reciente, repudiamos la fragancia del descanso crítico para seguir aleccionando nuestro nefasto compromiso con la realidad. Y en esos cestos somos capaces de despreciar hasta a las víctimas y afectados para seguir envalentonando los principios de la manipulación de parte bajo el auspicio del insulto y la despersonalización del contrario.

Reconozcamos que vivimos un momento histórico donde empezamos a referenciar demasiados errores del pasado y a gesticular la bravuconería como arma arrojadiza, y en el peor de los casos, para elogiar la mentira como argumento y el despotismo contra las evidencias.

Mientras tanto, la mayoría de la ciudadanía rectifica posiciones por el simple hecho de seguir dejando su afán diario en las cosas que continúan  siendo vitales para cada uno de nosotros. Sigue siendo una mayoría silenciosa que nunca gusta a los extremos y deja su sosiego al ruido de eco de quienes fortalecen con la típica machada verbal de lance su enfado con el mundo. Nada sacaremos de todo esto. Vivimos a gritos de especulaciones que están por encima de la ciencia, la filosofía o, cómo no, del periodismo y la política. Repudiamos con demasiada gentileza las explicaciones y sus razones para dirimir las conspiraciones partidarias por aquello de no creernos nada. Y, verdaderamente, con estos ajuares de uso común nos está quedando una estancia vital desordenada e inútil.

Sigo confiando en quienes desocupan su pensamiento de esa barahúnda para darle tiempo a la reflexión y a la crítica constructiva que nos asemeje a lo mejor de nosotros mismos. Considero que cualquier aniversario puede dar esperanza a los muchos que sufrieron los males de su tiempo y proponerles más confianza a pesar de todo. Como decía Patrick Süskind en su libro El Perfume, “una vez disipados los malos olores del pasado, quería ahora inundarlo de fragancias". Lo preocupante es que esos malos olores puedan estar impregnando demasiado tiempo nuestro entorno y al final, desbaratar insufriblemente la esencia de nuestra propia existencia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

CORAZONES ROTOS ❤

EL HÁBITO OLVIDADO

LOS INVIERNOS DORMIDOS