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LA AMENAZA DE LA IDENTIDAD

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  Reconozcamos que se nos va a quedar este meridiano anual con una sensación de actividad pública y colectiva que parece llevarnos a una espiral de cambios y recambios sin fin. Y, verdaderamente, empieza a notarse una cierta extenuación a la hora de chequear demasiados titulares que tienen las horas contadas en el mismo día. Las citas electorales, las campañas propias de los diferentes estrategas políticos, la geopolítica externa incesante… demasiados hemisferios para centrar una visión homogénea de nuestra propia realidad. Y si pasamos a la parte analítica de la actualidad, es incesante el sentimiento de contradicción y especulación que, en lugar de aclarar posiciones, nos entretiene en un facilón diagnóstico de parte donde descansar nuestra propia conciencia. Hace tiempo que parece que nos conformamos con recibir la dosis diaria de argumentarios que nos abaraten la obligación de conformar nuestro pensamiento crítico de acuerdo a ese imprescindible aprendizaje ético e ideológico ...

LA OVEJA NEGRA

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  Creo que formo parte de esa generación que vivió los inicios de ese macro concurso en el que se ha convertido Eurovisión donde lo importante era participar. Ese espíritu musical que sobrepasaba la pequeña pantalla para dejarnos el mayor espectáculo de la canción donde poco a poco se deslizaba ese espíritu patrio que tanta desazón provoca siempre. Tanto es así que con toda sinceridad hace mucho tiempo que dejó de ser una preferencia en mis anhelos con la televisión y se perdió en el inframundo de los recuerdos musicales. Sin embargo, debo reconocer que llevo varios años sorprendida con ese movimiento que ha resurgido entre generaciones actuales convirtiendo el movimiento eurofan en algo admirable por su devoción a la participación musical y su integración en un colosal espectáculo que, por supuesto, mueve ese vil metal que siempre arraiga en las estructuras mediáticas. Cada año la celebración de este evento, cuyo origen se encuentra en esos años de la guerra fría para promover ...

LA INJUSTA VERDAD

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  Sostenía Paul Auster, en sus conversaciones con la profesora danesa Siegumfeldt, que “ d ecir la verdad y que no te crean es casi la peor injusticia que existe”. Y en esta sociedad tan injustamente consentida empieza a ser todo un acto heroico la búsqueda de la trazabilidad de los hechos para conseguir la veracidad de las opiniones. En algún momento olvidamos al lado del florero la necesidad de adiestrar el pensamiento crítico frente a la virulencia de las palabras más allá del respeto. Reconfortamos la adjetivación de los hechos para dejar una vía de agua por donde arrastrar la especulación de las realidades que refuerzan el esperpento de la crispación. Reconozcamos que el debate político hace tiempo que naufraga en retahílas de parte donde se reduce al insulto bajo el pseudónimo de la desinformación. Todo un plan encubie rt o en el que la verdad nunca se demuestra y la mentira vive plácidamente en el lecho del río que siempre suena. Es verdad que la ciudadanía sigue siendo ...

EL DÉJÀ VU CONCURRENTE

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  Necesitamos tan solo unos diez segundos para sentir que estamos viviendo una situación que ya ocurrió en el pasado. Una experiencia sin mayor transcendencia por no ser excesivamente importante, más allá del engaño de la mente. Tal vez sea el escape de nuestra propia memoria, por aquello de jugar con nosotros mismos ante la necesidad de una premonición que nos afiance con el destino. Algo parecido estamos viviendo intensamente en este país nuestro, tan dado a olvidar a partir de demasiados segundos, aplicando sentimientos precognitivos para que nos estimulen a responder con cierta, aunque precaria, destreza las repercusiones de nuestro tiempo. Será por ello que en esta todocracia, concepto estrictamente inventado por mi parte, somos capaces de hablar de cualquier ignoto tema dándole pinceladas de color propio a ese laberinto de opiniones que abronca y reparte estopa al contrario, no vaya a ser que en su debilidad se nos vaya de rositas. Estoy convencida que este cese de activ...

EL CASTIGO DE LA IGNORANCIA

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  La primavera siempre viene al rescate intelectual de este tiempo incierto, donde van quedando demasiadas acciones marchitas de quienes avalan nuestro saber y querer. Esa soberanía popular que queda agazapada entre un puñado de representantes para enarbolar la bandera de la mayoría con cierta soez en la sabiduría de unos pocos. Hay que reconocer que la dialéctica de lo público está sobrevalorada, aparentando demasiadas acciones para esconder la falta de verdades en las actuales circunstancias. Tanto es así que, si hacemos un pequeño ejercicio cotidiano, podemos saber de antemano lo que cada uno de los bandos van a declamar en cada una de sus intervenciones ante los micrófonos de ese cuarto poder que tanto excita el barómetro social. Mientras dejan el trabajo de la gestión a quienes conforman el aparato administrativo, los dignos representantes políticos se afanan en desmerecer al contrario paladeando el improperio bien desmenuzado con la mentira pública que tan poco penaliza en ...

EL PRELUDIO DE LA HISTORIA

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  Decía Albert Camus, en su imprescindible novela sobre el absurdo de la existencia y el valor humano ante la tragedia, que “una guerra es demasiado estúpida pero eso no impide que dure. La estupidez insiste siempre”. Y, ciertamente, los preludios a demasiados conflictos bélicos han carecido siempre de esfuerzo y valor humano para dejarse llevar por el simbolismo patrio y la entraña vengativa de la respuesta y el ataque. Llevamos ya muchos meses observando el dolor que desmenuza las líneas de separación entre la defensa y el genocidio. Nos reportan el trabajo diplomático que, desgraciadamente, no aporta las consecuencias preventivas sobre escaladas que siempre declinan el paso atrás. Y aplicamos el pensamiento del teatro épico de Brecht sobre mirar hacia otro lado mientras a nosotros nos dejen en paz. Un compendio estúpido que reitera el proceso histórico de nuestra humanidad, el de volver, una y otra vez, a solucionar los conflictos a partir de la potencia armamentística sin repa...

LA ETIQUETA DEL INSULTO

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  Llevamos demasiado tiempo con esa táctica febril del y tú más en el ámbito común donde nos deberíamos condicionar todos a su desprecio. En un principio nos acostumbramos a ese feedback televisivo donde la mordacidad de los contertulios se aplaudía a partir del señalamiento personal hacia el mensaje contrario. Así se alejaba el razonamiento y la confrontación de ideas y posiciones aniquilando la posibilidad de nuevas propuestas que confluyeran socialmente. Se hizo demasiado popular la cita en el debate semanal, aupando el encontronazo furibundo entre posicionadores profesionales donde la tendencia era la afrenta o el descrédito físico del otro. Una artimaña donde solamente ganaba el nivel de audiencia, por aquello de pasar al bloque de publicidad. A consecuencia de esta mala retórica mediática, reconozcamos que esa sutileza estratégica donde ya no se diferencia la opinión del insulto ha tomado el mando de eso que siempre defendemos como la opinión pública. Posiblemente, de e...