EL CORAZÓN DE LA DEMOCRACIA

 


Hay días en que la vida te enseña su peor lado para seguir recordándote el suspiro que somos a pesar de la eternidad de nuestros sueños. En esta semana se me ha quedado un vacío con la marcha de alguien que siempre recordaré en esa parte del corazón solamente ahuecado para los importantes. Esas personas que te dejan respirar lo mejor de los hechos gracias a su honestidad y coherencia. Guillermo Fernández Otero seguirá resonando en lo mejor de la política de esta democracia que parece, a veces, tan vapuleada en los grandes templos del poder. Y ciertamente, si somos capaces de silenciar el ruido mediático, nos daremos cuenta que el corazón democrático de nuestros quehaceres sigue con la robustez en ese municipalismo que sabe de nuestra vida cotidiana, de los servicios cercanos a los problemas cercanos, del diálogo directo con las instituciones, con el procedimiento administrativo de tú a tú y de la política hecha a pie de calle. Nuestro querido Willy supo de todo ello, administrando su compromiso político desde el callejón, desde su barrio, con su familia y, por supuesto, con el café indispensable donde seguir viendo transitar las aceras como cualquier hijo de vecino. Un político de pueblo, de gobernar desde lo pequeño para seguir haciendo grande esta convivencia que tanto damos por hecha, pero que sin el refuerzo de las corporaciones municipales se quedaría en el marketing de los pasillos del congreso o el senado, instituciones que por sí mismas se quedarían sin el alma de nuestra sociedad.

No hay nada como vivir la política municipal para saber la importancia de quienes alimentan la sana costumbre de vigilar el bienestar de su ciudadanía y de entender que la crítica a todas esas necesidades te la harán saber a la primera de cambio. Además, reconozcamos que dentro de los partidos políticos, son sus agrupaciones municipales las primeras que movilizan sus fuerzas para que las campañas tengan el mejor de los resultados, donde las estrategias toman pulso real a sus objetivos y donde se vive con intensidad el deterioro o no de sus propias siglas. Gracias a personas como Guillermo, la democracia habla de tú a tú con el vecino, convence al descreído y respeta a tantos diferentes que conviven en la propia comunidad. Tal vez, como decía Churchill, el político se convierte en estadista cuando piensa antes en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones. Algo así nos ha dejado en herencia un buen concejal que durante más de una década fue el portavoz de su grupo municipal, mimando la palabra para fijar posiciones y dejando la metáfora del ataque complaciente de las ideas en el punto necesario de la dignidad en la confrontación. Como él bien decía “leña al mono hasta que hable inglés”, un trabajo constante e intenso para llegar hasta la cima de las mejores acciones colectivas.

Como comentaba, la vida te hace parar de sopetón tantas cosas que creemos eternas, dejando siempre en un suspiro demasiados abrazos por dar y conversaciones que compartir. El único consuelo es el saber que otros como él siguen dando fuerza e impulso al corazón colectivo del día a día y estimulando esos derechos y deberes que reconocemos en nuestra vida cotidiana.

Nuestro Guillermo ha emprendido una nueva ruta para seguir pedaleando en el corazón de muchos. Los primeros, su familia, que seguirá con esa casta propia; sus compañeros de partido, que podrán repetir sus palabras en los momentos cruciales y sus amigos que continuarán esperando la tertulia para debatir con intensidad sobre todo lo que nos rodea. En particular y en la distancia, seguro que seguirás en el aire de las carballeiras do lobo y te detendrás para “oír las eternas estrofas del agua en la orilla del Asma”. Boa viaxe, querido Guillermo...

Comentarios

  1. Conocí a Guillermo personalmente durante mi efímero paso por el PSOE de Mislata en aquellos tiempos tan convulsos para esa agrupación. No tuve la suerte de compartir muchas conversaciones con él, pero las pocas que mantuve sabía que delante de mí había una persona integra, inteligente, respetuosa y que entendía de que iba eso de la política, por eso no encajaba en las formas y modos en que se hace la política actual.
    Descanse en paz.

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