LA FATIGA INFORMATIVA

En alguna ocasión reconoció Mario Benedetti que sentía un cansancio que equivalía a un año de trabajos forzados. Algo parecido podría aplicarse a nuestra actualidad, que nos abruma forzando tantas fatigas informativas que casi nos sirve la excusa del calor para darle un portazo a eso que llamamos estar informados. Reconozcamos que hace ya bastante tiempo nos hemos desenganchado del periodismo como arte y escena imprescindible para nuestro devenir por el mundo, dejando malherido ese necesario pensamiento crítico de los hechos y de nuestro propio credo. Ha sido especialmente fácil desprendernos de esa dificultad en la búsqueda del saber para abandonarnos en manos de quienes alimentan un argumentario hueco de contextos, pero que en el corto plazo remedian la frustración y el resentimiento propio. Una táctica ya muy antigua para no delatar tantos errores históricos que no pudieron acabar con las preocupaciones pero que sí alentaron muchos pecados sociales. Y en este fango...