LA NIÑA BONITA

 


Recordaba estos días, en este tiempo insondable de soluciones, una frase que corretea por las redes sociales y que se atribuye a Albert Einstein : No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos. Y, ciertamente, en algún momento de nuestra vida hemos tenido que retroceder un paso para perseguir una nueva perspectiva en este camino siempre tan lleno de dificultades. Algo así considero que estamos protagonizando la mayoría de esa voluntad popular a la que tanto se apela en tiempos convulsos, pero que se le da la espalda cuando convienen otros albedríos.

Entre un intenso ruido exterior donde se han unificado banderas, muñecas hinchables y rosarios, una nueva legislatura comienza su andadura con demasiado rechinar de dientes. Siguiendo la perspectiva de la línea del tiempo, deberíamos comprender que, dejando a un lado nuestra obstinación ideológica, entramos en acción en esta legislatura número quince. Y, paradojas del destino, este nuevo gobierno será la niña bonita del abecedario numérico. Reconozcamos que la nueva gobernabilidad inicia su tiempo con excesivos abruptos que describen sin sutilezas esa nueva forma de pensar que conforma nuestra sociedad con libertad de conocimiento y postulados especialmente escasos de uniformidad y ampliamente revestidos de detalles. Con este nuevo virtuosismo político era de esperar que la calle del medio quedaría vacía de esas multitudinarias voluntades para empezar a orillar las diferencias y diversidades de este país de nuestras entretelas. Sinceramente, y aunque somos muy dados a contorsionar las culpabilidades para apuntar al responsable convicto, llevamos ya algunos años con sus propias legislaturas donde esa diversidad queda respaldada por el acto voluntarioso, libre y democrático que es acudir a las urnas. Un referente que sigue siendo el más válido para legitimar a pesar del avispero callejero que, por otra parte, nos servirá siempre como termómetro efímero de acciones y reacciones. Esa calle que seguirá siendo utilizada por los bloques entre unos y otros mientras nos miramos a la cara desde las aceras para seguir pernoctando los días y sus noches. Comienza un nuevo tiempo entre los creadores de barricadas y quienes deslizarán opciones demasiado incómodas para convencer con éxito. Y en este punto es donde esa necesidad de resolver problemas debería venir de un esfuerzo diferente de aquel con el que creamos el problema. Posiblemente, y más que nunca, juntar y coser voluntades será la mejor manera de llegar a acuerdos tan necesitados de costuras donde tejer un país, que a pesar de todo y de todos, sabe resurgir con su mejor cara. Al fin y al cabo, la historia la escriben pero la seguimos viviendo cada uno de nosotros, y en ello está la responsabilidad de ser mejores. Y como en los mejores comienzos, los bandos empiezan a corear las mismas consignas. Igual, podemos vislumbrar las primeras soluciones.

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