LOS IDUS DE MARZO

 


En esta semana tan agria con la actualidad, que, Dios mediante, dejaremos en unas horas, me acordaba de la cita recurrente de un escritor de personalidades escindidas como es Robert Louis Stevenson. El clásico de la aventura decía que “No juzgues el día por la cosecha que has recogido, sino por las semillas que has plantado”. Y, precisamente, si nos paramos un momento para mirar qué hemos dejado atrás, no nos quedará más remedio que reconocer que el lodazal político-informativo se ha convertido en toda una campiña sembrada de escombros, donde se amontonan pilas de despropósitos hacia una sociedad que sigue permanentemente en shock ante la visión de un futuro con un horizonte demasiado neblinoso en el que poder confiar.

Desgraciadamente, presenciar juegos de triles en nuestra política nacional no es ninguna novedad. Y creo que ellos, los responsables de hacer política, dominan mejor que nadie ese afán perenne de apostar en mesas de casino barriobajero para ganar de la forma que sea alguna que otra mano. Tampoco debería ser el ocaso democrático para quienes aupamos a los que se comprometen a esto de lo público. Ni una moción de censura es contraria a derecho ni tampoco la convocatoria adelantada de elecciones. Son quehaceres democráticos que reordenan las gestiones públicas y la responsabilidad colectiva. Otra cosa muy diferente es el oportunismo personal de quienes se acogen a estas acciones dejándonos un reguero de justificaciones indolentes para con la sociedad en general. Mientras tanto, a la ciudadanía nos queda esa desazón sobre ese horizonte que sigue demasiado borroso para muchos colectivos y hambriento de iniciativas que, por una vez, no se basen en ajustar el cinto donde ya no quedan más huecos. Tampoco encontramos demasiadas posturas consolidadas desde los medios de comunicación, quienes enaltecen la labor del trilerismo político dejando a la intemperie esa obligación deontológica de rebuscar entre los escombros para obtener algo más que los idearios partidistas de turno. 

No es de extrañar que, finalmente, cualquiera de nuestras reflexiones privadas se queden adheridas a esa coletilla tan desgarradora donde se iguala por lo bajo a cualquiera de nuestros representantes políticos. También decía Stevenson que “la política es quizá la única profesión para la que no es necesaria preparación”. Y supongo que algo de ello es así. No hay nada mejor que comprobar cómo se repite diariamente el anecdotario de turno sin necesidad de mover un dedo menos ni de una explicación más. Nos tienen tan bien enseñados que con el marketing político diario nos siguen adiestrando para no revolver la mirada y averiguar qué semillas dejan detrás de nuestros pasos. Sería recomendable cuidarnos de los idus de marzo, tan auguradores en el aire y tan traidores en el fondo.


Marzo 2021

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