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Mostrando entradas de junio, 2024

ENTRE EL BOSTEZO Y EL SUSPIRO

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  Rimaba Antonio Machado en sus Campos de Castilla a aquel español medio que acudía a los casinos de la capital, en ese quehacer tan propio, para hablar de política y terminar con el bostezo del aburrimiento. Aquel “español que bosteza”, que tan bien caracterizó nuestro Machado de todos, se resignifica en esta actualidad que aprieta en el cansancio colectivo. Tanto es así que empezamos a sufrir el absurdo de demasiadas agendas ajenas donde incluir a exorbitantes locos de la sorna ideológica o los que callan en la esquina para esperar su momento. Hace tiempo que hemos conseguido tambalear demasiados cimientos democráticos en el propio corazón de la convivencia. Somos capaces de aplaudir hasta con las orejas a quienes reparten porrazos contra nuestro propio derecho constitucional, que desde su primer artículo nos define como un Estado social y democrático y que avanza hasta el 138 donde toda la riqueza del país está subordinada al interés general. Hemos necesitado 45 años para derro

LA AUDACIA DEL ACUERDO

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  Decía el poeta y estadista Johann Wolfgang von Goethe que “ el único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada ”. Una máxima explícita sobre este quehacer diario que tanto deshabilitamos en este tiempo de incertidumbre, donde la decisión personal parece cada vez más enquistada entre estereotipos ideológicos. Reconozcamos que la conflictividad actual nos polariza hacia posiciones que inhabilitan la acción positiva para, además, defenestrar las iniciativas colectivas que siempre enarbolan nuestra censura de parte. Hemos llegado a un punto de salida demonizando la cultura del debate, tan propio de las democracias, donde trabajar las alianzas para obtener las resoluciones diferentes entre partes. Tal vez, en esta numerología donde arranca la victoria aplastante de unos, nos intoxica el impropio dominio de las mayorías absolutas que ahogan la diversidad de esas otras minorías que quedan silenciadas bajo la pisada de la desigualdad. Tanto es así que hemos normalizado el chiste

LA TRANSPOSICIÓN DE LA FIESTA DEMOCRÁTICA

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  Decía el político alemán Joseph Goebbels en sus principios propagandísticos nazis que se tenía que convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en una amenaza grave . Una expectativa delirante para un presente demasiado incierto por donde arrastrar a las masas comunicativas hacia la reacción exacerbada contra los opuestos. Reconozcamos que aquella estrategia fue poderosamente efectista para una sociedad que empezó a ver demasiados enemigos y así poder justificar sus propios errores de parte. Pero también nos llevó al peor conflicto bélico del siglo pasado, arrasando con media población y dejando un boquete genocida en la historia de todos. Llevamos varias décadas recordando aquellos años oscuros de involución democrática, que aireó tantos errores que posibilitaron el levantamiento de una parte de la ciudadanía a los estereotipos que siempre se basan en la sentimentalidad como eje para embaucar la razón de su necesitada crítica. Y a pesar de saber al dedillo aquellas ingratas y

SILENCIO

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  Decía Safo de Lesbos, la décima musa de Platón, que "con cólera nada conviene más que el silencio". Ciertamente, la prudencia de la poesía lírica quedó en la rima extemporánea para estos tiempos tan recalcitrantes de excesos y corajes. A pesar de encontrar siempre esa equidistancia absurda sobre lo peor de nosotros mismos, el resultado reafirma el extremismo en forma y fondo. Cada día se convierte en una oportunidad para doblegar la racionalidad del escrutinio público y enquistarlo con el insulto per se y la violencia dialéctica, tan entronada en nuestro país. Será por eso que los problemas y las preocupaciones públicas van pasando por las manos de nuestros representantes como monedas de cambio ante las campañas electorales tan infinitamente desgastadas del interés social. Sin embargo, esta atrayente actitud que nos desprende tácticamente de nuestra misión colectiva forma parte del interés de algunos por el afán de desmovilizar la función más importante de las sociedade

EL CORAZÓN DE LA RAZÓN

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  Decía Eduardo Galeano que “el lenguaje que dice la verdad es el lenguaje sentipensante” y que las mejores personas son aquellas que son capaces de pensar sintiendo y sentir pensando. Un concepto tan alejado de nuestra realidad actual que parece extremar las diferencias entre la reflexión y las emociones para seguir diagnosticando nuestro futuro en ese dualismo crispante donde los puntos intermedios agonizan en la razón y olvidan el corazón. Algo que no se ha producido de un día para otro porque, desgraciadamente, llevamos digiriendo demasiada cicuta deshumanista para darle sentido a esta espiral silenciosa tan indigente de justicia y verdad. Reconozcamos que el discurso público internacional promueve demasiados afectos grupales donde es difícil razonar las situaciones para entender los contextos. Conseguimos agrietar nuestra propia racionalidad desbancando al adversario por el simple hecho de existir y para depurar de nuestras referencias al contrario de parte. A diferencia de  aque